Se suele hablar mucho de la relación de un niño con sus hermanos o con sus amigos, pero olvidamos muchas veces el valor que tienen los primos en el aprendizaje y desarrollo de nuestros hijos.Cuando un niño crece junto a sus primos, establece una amistad muy especial y profunda con ellos, tanto es así, que si los padres nos encargamos de alimentarla y fomentarla, durará para toda la vida.
Categoría Ser madres y padres
Grandes dosis de paciencia son necesarias en las familias para poder afrontar la educación y la crianza de nuestros pequeños. La mayoría de las situaciones difíciles que se nos plantean al cabo del día con nuestros hijos se resuelven con paciencia y cariño. Pero no solo somos los padres quienes debemos aportarla, los niños también deben aprender a saber esperar, a dar tiempo al tiempo.
En esto de querer lo mejor para los hijos parece que todos los padres y madres nos ponemos de acuerdo. Los deseos de los padres para sus hijos se repiten: queremos todas las cosas buenas para ellos y nada que les haga sufrir, por supuesto. Entonces podemos afirmar en voz alta que lo que más queremos para los niños es que sean felices y que logren sus metas en la vida.
Los hijos nacen del amor, de una noche loca, de una celebración, de un descuido, de una pasión, de una búsqueda intensa… También está la opción de adoptar, o de un vientre de alquiler, en cualquiera de los casos, yo preguntaría: ¿Quieres ser madre o tener un hijo? Porque, aunque lo parezca, no es lo mismo.
Todos tenemos derecho a quejarnos… Y cada cual se queja de lo que quiere (y de lo que puede). Y más durante la maternidad. Y es que ser madre tiene sus cosas buenas: disfrutar de la compañía de tus hijos, reírte con lo que te cuentan, convertirte en la guía de una nueva personita… Pero también tiene algunas cosas malas.
¿Se quiere igual a un hijo adoptado que a un hijo biológico? La respuesta a esta pregunta no te la vamos a dar nosotros, sino Cristina, una mujer que no quiso renunciar a su deseo de ser madre y decidió iniciar los trámites de adopción de Amanuel y, posteriormente, quedarse embarazada y tener a Valentina.
Las prisas, el estrés, largas jornadas de trabajo, y en general el ritmo de vida que nos impone la sociedad hace que muchas veces pensemos más en los que va a ser que en lo que es. Tenemos la mirada puesta en el futuro y esto nos impide disfrutar del presente. Vivir de esta manera afecta la manera de crianza que utilizamos con nuestros hijos.
Si algo me ha enseñado la maternidad y, sobre todo, mis dos hijas, es a ser una persona más tolerante y a no juzgar a los demás por su conducta o comportamiento. ¡Quién soy yo para criticar si una mujer decide irse sola de vacaciones con sus amigas y sin sus hijos y marido! O, por el contrario, qué gano yo con opinar (a favor o en contra) sobre aquellas madres que dicen que no se irían de vacaciones con sus amigas.
Echando un vistazo al feed en las redes sociales de cualquier persona entre 20 y 40 años, da la sensación de que estamos viviendo un auténtico baby boom, ¿verdad? Y es que cada vez es más común encontrarse fotos de los bebés o hijos de tus amigos, familiares o conocidos en sus perfiles online. Pero, ¿qué hay detrás de esta necesidad de compartir las fotos de nuestro bebés?
Hoy os propongo un juego para que entre todos podáis construir una familia aún más feliz. Se trata del juego de las preguntas, que os animará a reflexionar sobre cómo es vuestro núcleo familiar y, de esta forma, mejorar las relaciones familiares. Tanto padres como niños estáis invitados a probar esta actividad tan enriquecedora.
Siento que la primera vez de las cosas que nos suceden en la vida es… LA PRIMERA VEZ. Parece una tontería, sin embargo, el significado va mucho más allá de las palabras. Quiero decir que lo que sientes en ese primer momento ya no lo vuelves a sentir, con esa misma intensidad, con esa magia, con ese miedo… por muchas veces más que lo vuelvas a hacer, sentir o vivir.
Como padres, estoy segura que hemos vivido más de un miedo (y más de dos) a causa de nuestros pensamientos para nuestros hijos. El miedo de nuestros hijos, no es más que nuestra propia inseguridad reflejada en los actos de ellos. Inseguridad que si analizamos nos llevaría a preguntarnos, realmente, ¿de qué tenemos miedo?